jueves, 16 de abril de 2015

Escalinata del palacio:


Hace ya mucho tiempo que habito este palacio.
Duermo en la escalinata, al pie de los cipreses.
Dicen que baña el sol de oro las columnas,
las corazas color de tortuga, las flores.
Soy dueño de un violín y de algunos harapos.
Cuento historias de muerte y todos me abandonan.
Iglesias y palacios, los bosques, los poblados,
son míos, los vacía mi música que inflama.
Salí del mar. Un hombre me ahogó cuando era niño.
Mis ojos los comió un bello pez azul
y en mis cuencas vacías habitan escorpiones.
Un día quise ahorcarme de un espeso manzano.
Otro día maté una víbora al cuello.
Pero siempre
 termino dormido entre las flores,
beodo entre las flores, ahogado por la música
que desgrana el violín que tengo entre mis brazos.
Soy como un ave extraña que aletea entre rosas.
Mi amigo es el rocío. Me gusta echar al lago
diamantes, topacios, las cosas de los hombres.
A veces, mientras lloro, algún niño se acerca
y me besa en las llagas, me roba el corazón.


Alumna: Noelia V
He elegido este poema porque es un poco triste pero a la vez dramático trata de la muerte cuando el poeta hace referencia"aun hombre me ahogo..." "mis ojos los comió un bello pez" ;"me ate una  víbora al cuello." Se nota que el protagonista del poema esta harto de su vida y quiere acabar con ella. Pero a la vez el poema inspirada sentimiento de esperanza y de vida cuando el poeta habla del sol, de flores y de besos.

QUÉDATE AQUÍ, NO PARTAS EN LA NOCHE

Quédate aquí, no partas en la noche.
La ciudad de David ya está a oscuras
 y en el valle maldito de la Gehenna,
se despiertan abismos, espíritus de muertos.
Sé una de las jóvenes que tornan,
ascendiendo en fila por la escala de piedra,
con aceite en su lámpara,
 con su lámpara ardiendo brotando de lo oscuro.
Allá abajo la noche
 ya rueda por los montes morados,
pero en esta ciudad tiene que haber
 una morada en paz y que dé paz.
Verás que en esa casa hasta lo que es más duro
 (las piedras), llegará a dormirse dulcemente
 encima de tus ojos.
Quédate aquí, no partas en la noche,
pues hay en la ciudad sagrada una morada 
en la que, siendo noche, luce el día
 la hora en que tiemblan en círculo sereno
 las llamas de las lámparas,
los ángeles de fuego.
Habrá llegado al fin ese momento
 de que sea el silencio y no la sangre
lo que discurra por las venas ciegas,
lo que aún hará más dulce
el canto o el concierto de los cuerpos.
Quédate aquí, no partas en la noche
porque detrás de estos sombríos muros
tiene que haber una morada tierna
donde, callando en la quietud suave,
se nos entregue todo
en el momento de cerrar los párpados,
en el instante de apagar las lámparas.
Dentro de esa morada puede haber
 una estancia que quedará en penumbra
y que, aun siendo de piedra, se pondrá a girar
como música en torno de los cuerpos
ebrios de plenitud.
Quédate aquí, no partas en la noche,
no te pierdas deprisa por senderos rocosos,
pues si sigues bajando llegarás
 al campo de la sangre del ahorcado.
Todo lo que buscaste inútilmente
 a lo largo del día por este laberinto
 de signos y de símbolos de la ciudad antigua,
lo encontrarás seguro si te quedas
a oír en el silencio una música
que no se oye, la marea silente
que se lleva a los cuerpos,
 que los va extraviando en su ebriedad,
y luego los retorna a su centro.
Escúchame: espera que te diga las palabras
que mereces, sin que abra la boca,
sin que mueva los labios.
Será esa morada que te espera
la que desvelará el último misterio
que de tan lejos viniste a buscar.
Deja que vuelvan a su mudo origen
los sentidos, los gestos que no salvan de la herida
de vivir en los límites, de un vivir sin vivir.
Que retorne a sí mismo el corazón
para acallarse y para acallarnos.
No bajes hacia el valle de los muertos
que dicen estar vivos: allí está –en el lugar
de los estercoleros– la traición,
el territorio del poder malsano
de las tinieblas.
Quédate aquí, no partas en la noche:
se encenderán las lámparas, lucernas
del olvido, y se irán deshaciendo las penumbras
 del vano pensamiento.
No busques en la noche lo que tienes
en tu interior, posado en la palma
 tendida y abierta de tu mano,
con la que ya me estás diciendo adiós.
Quédate aquí, no partas en la noche: oirás
cómo dentro de ti y de la piedra
brama la luz.                            (De Desiertos de la luz)



He elegido este poema porque el título ya era intrigante y me parecía que podía ser interesante. El tema principal es que el autor intenta convencer a una joven que representa libertad y ganas de vivir y explorar un nuevo mundo; el joven teme lo que la chica se pueda encontrar ahí fuera y la intenta convencer diciéndola que fuera solo hay cosas malas y que le van a hacer daño. He elegido esta imagen porque me parece que simboliza bien lo que quiere expresar el poema, el miedo a perder a una persona y que a ella le vaya mal o sufra.

Alumna: Andrea G.M.

Homenaje a Tiziano



He visto arder tus ojos en los otoños de Murano,
en la cera aromada de los cirios de invierno;
tu verde en madrugadas adriáticas
y en los ciruelos de los jardines de Navagero;
tu azul en ciertas túnicas y vidrios
y en los cielos enamorados
de nuestra adolescencia
que nunca más veremos;
los ocres en los muros cancerosos
mordidos por la sal, en las fachadas
de granjas y herrerías;
tu rojo en cada teja de Venecia, en los clavos
de las Crucifixiones
o en los labios con vino de los músicos;
un poco de violeta
en los ojos maduros de las jóvenes;
tus negros
en las enredaderas funestas
sobrecargadas de Muerte.


Alumno: Diego M.P

Habla sobre un amor de invierno con un invencible poder  he elegido esta imagen porque es un cuadro de su homenaje y porque lo veo carismático.
El poema no tiene mucho sentido con la foto pero no encontraba una.

Para olvidar el odio

Acaso lo más duro y lo más cruel
no sea el abrir violentamente lo negro en lo blanco:
en la armonía el caos,
en ojos inocentes un cuchillo de ira,
en los labios más tiernos de juventud
la muerte.
Acaso lo más duro sea el odio:
ese odio que establece diferencias,
ese odio que se mama en pecho de odio,
ese odio que se enseña y que se aprende,
que enarbola banderas como pústulas
y que niega brutalmente el amor.
¿Hasta cuándo en el mundo la dualidad más cruel,
la ausencia de armonía?
Nuestra patria es el mundo
y, en él, nuestros pulmones
inspiran armonía y espiran honda paz,
inspiran honda paz y espiran armonía.
Por eso, hoy sabemos ya muy bien
que, como primavera temprana,
como ojo inocente, como labio muy tierno,
nunca cesa esperanza de germinar: lo hace
con mayor rapidez que las mareas de sangre.
Este jueves de marzo no llovía
lluvia de odio:
llovían manos mansas,
que a todo y hacia todos se tendían,
suavemente,
como marea de música,
sólo para sanar, para sanarnos.
Por nada cambiaremos esa lluvia de manos bondadosas.
Son las manos de un fuego que es amor,
un fuego que no quema.
Son esas manos que siempre se entregan
y que nunca reniegan de palabras, ideas, sentimientos.
Marea del amor, más poderosa
que el odio que se mama y que se escupe,
que la sangre violada.
Muchacha muerta que en la fotografía
levantas dulcemente tu rostro hacia el cielo,
muchacho muerto que pones tu oído en la tierra
como para escuchar sólo música:
estáis, en realidad, durmiendo, durmiendo, durmiendo.
No turbéis más su sueño.
No turbéis más sus sueños.


El poema habla sobre el odio y cómo este está sobre todo en la juventud .El poeta describe las consecuencias que el odio provoca y que llevan a la ira, la violencia y finalmente a la muerte. Por otra parte nos da un mensaje de esperanza, ya que nos dice que el amor es mas fuerte que el odio y que el amor nos trae la paz y la armonía al mundo.
Pienso que este poema refleja muy bien la realidad que los jóvenes de hoy en día vivimos en nuestras vidas cotidianas y que puede servirnos de inspiración para crear un mundo mejor. 

Alumno: Daniel A. F.

 

Simonetta Vespucci


Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata.

Dino Campana

Simonetta,
por tu delicadeza
la tarde se hace lágrima,
funeral oración,
música detenida.
Simonetta Vespucci,
tienes el alma frágil
de virgen o de amante.
Ya Judith despeinada
o Venus húmeda
tienes el alma fina de mimbre
y la asustada inocencia
del soto de olivos.
Simonetta Vespucci,
por tus dos ojos verdes
Sandro Boticelli
te ha sacado del mar,
y por tus trenzas largas
y por tus largos muslos,
Simonetta Vespucci
que has nacido en Florencia.

          (De Sepulcro en Tarquinia)


El poema es muy bonito, ya que habla de una mujer frágil y delicada. Simonetta, según explica el poem,a es una bella dama nacida en Florencia.
He elegido esta imagen porque representa a una mujer muy guapa semejante a la que describe el poema.
Alumna: Marina C.M.

Envío

¿Recuerdas todavía el débil canto
del ruiseñor perdido en la enramada?
Viste temblar conmigo aquella noche
la copa del ciprés.
                                      Desmadejó
el cielo hilos de luna por tu rostro.
Pero después del pájaro y la luna
se apagaron los astros.
                                               Vi pasar
no sé qué brisa extraña por tu cuerpo.
¿Recuerdas nuestras manos en el agua?
¿Recuerdas el silencio sobre el campo
y, como un dios sangrante, el nuevo día
incendiando las torres, las palomas?


El poema me ha parecido muy interesante, apasionante y bonito. Expresa amor entre dos personas sin hablar de ellas.
 Alumno: Iván F.

canto xxxv



Me he sentado en el centro del bosque a respirar. 
He respirado al lado del mar fuego de luz. 
Lento respira el mundo en mi respiración. 
En la noche respiro la noche de la noche. 
Respira el labio en labio el aire enamorado. 
Boca puesta en la boca cerrada de secretos, 
respiro con la sabia de los troncos talados, 
y, como roca voy respirando el silencio 
y, como las raíces negras, respiro azul 
arriba en los ramajes de verdor rumoroso. 
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce 
sombrío de mis venas toda la luz del mundo. 
Y yo era un gran sol de luz que respiraba. 
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho 
que inspira la luz y espira la sombra, 
que recibe el día y desprende la noche, 
que inspira la vida y espira la muerte. 
Inspirar, espirar, respirar: la fusión 
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia. 
Ebriedad de sentirse invadido por algo 
sin color ni sustancia, y verse derrotado, 
en un mundo visible, por esencia invisible. 
Me he sentado en el centro del bosque a respirar. 
Me he sentado en el centro del mundo a respirar. 
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo 
y, al despertar, mis labios musitaban despacio 
en la luz del aroma: "Aquel que lo conoce 
se ha callado y quien habla ya no lo ha conocido".




He elegido este poema porque me parecio interesante el titulo y, en cuanto al poema, me ha gustado bastante, porque habla de que al bosque  hay que cuidarlo para que otras generaciones lo disfruten.

Alumno: Jesús R.